En nuestra sección de literatura, en esta ocasión nos presentan un dibujo, uno con mucha historia y lleno de nostalgia. Al cual nuestro director le escribió un pequeño poema, tratando de explicarlo.
Título: Ya estoy muerta, tan sólo vivo en tu recuerdo.
Autora: Nana
En el latir de la vida, cuando nos sentimos plenos, cuando nuestra alma danza junto a alguien especial, percibimos que la existencia cobra más sentido, y en ese abrazo, descubrimos un amor sin igual. En la unión con esa persona, sentimos vida, los días son cálidos, la risa se desborda en el aire, cada instante se tiñe de colores y melodías, y el mundo parece rendirse ante la fuerza de ese lazo singular.
Pero, oh cruel destino, cuando esa persona se va, cuando la muerte arrebata su presencia de nuestro lado, un abismo se abre en el pecho, un vacío se instala, y en ese adiós, una parte de nosotros también se ha desvanecido. Es como si una fracción de nuestra propia esencia fuera tomada por el viento, lejos de nuestro alcance, la tristeza se convierte en un lamento inconsolable, y el corazón, herido, llora en silencio su partida y su ausencia.
¿Cómo explicar ese profundo desgarro que nos consume? Es un eco en la memoria, un hueco en el alma, pues aquellos instantes de plenitud y vitalidad parecen perder su brillo, perdiéndose en una eterna calma. Aunque sigamos respirando y caminando entre los vivos, nuestro espíritu se sumerge en un océano de recuerdos, y somos conscientes de que algo se llevó consigo, de que en esa despedida, también perdimos fragmentos de nosotros.
Jacrock